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sábado, 30 de junio de 2012

Gegen die Romantik

Entremedias de las leichte Lektüre für Deutsch als Fremdsprache, leo y releo Las raíces del romanticismo de Isaiah Berlin. El contenido, varias conferencias realizadas por el historiador de las ideas, es un repaso por los antecedentes, la ideología, el grupo duro, las postrimerías y el poso que dejó el movimiento en el siglo XX. El libro se publicó cuando Berlin ya había muerto (1997) pues hasta sus últimos días tuvo la intención de escribir un gran tratado sobre el Romanticismo. Nos tenemos que conformar, sin embargo, con lo que hay: seis conferencias que son lo que son y por tanto mantienen ese tono oral, con ciertas repeticiones y ejemplos y datos simplificados al máximo. Una perfecta lectura para introducirse al movimiento, sobre todo Alemán pero rápidamente europeo, y tirar de sus muchos hilos. Berlin sostiene dos opiniones que se pueden discutir, por un lado la mediocre calidad de la producción artística puramente romántica y por otro el "cambio radical" de mentalidad que supuso el movimiento para Europa. A veces lo hace con humor y se ríe y nos hace reír con sus comentarios  -que tienen ese estúpido estilo de superioridad inglesa- y que fustigan sobre todo a la Alemania. Pero Berlin es un letón recriado en Rusia (a los 6 años) -donde presenció la Revolución Bolchevique- y rerecriado en Oxford (a los 11). Así que parece que también le es inevitable esa filiación con Francia, que es para la intelectualidad y aristocracia rusa una especie de madrastra querida y cruel. El triángulo es ese: Alemania-Francia-Inglaterra.


Hay bastantes buenos fragmentos en el libro que tenía la intención de pegar aquí pero son muchos, estoy cansado y no creo que ganen sacados del discurso general. Sin embargo, esta mañana, gracias a Benve, leo emocionado "Esperando a los bárbaros" de Kavafis, y he recordado un fragmento, quizá no el mejor, del libro que intento resumir a tijeretazos.
"...dos fenómenos obsesivos y bastante interesantes que estarán muy presentes tanto en el pensamiento como en la sensibilidad de los siglos XIX y XX. Uno es la nostalgia y el otro es una especie de paranoia. La nostalgia se funda en el hecho de que intentamos comprender lo infinito pero éste es inabarcable, razón por la que nada de lo que hagamos nos dará satisfacción. (...) Éste es el interminable Sehnsucht, el anhelo (...). La segunda noción, la de la paranoia, (...) es que aunque intentemos liberarnos, el universo no es tan fácil de dominar. Hay algo detrás, en las oscuras profundidades del inconsciente o de la historia; hay algo, de todos modos, que nosotros no podemos alcanzar y que frustra nuestros más claros deseos. (...) Esta paranoia se manifiesta de múltiples maneras, unas más crueles que otras. Se pone de manifiesto, por ejemplo, en la búsqueda de todo tipo de conspiraciones en la historia. Los hombres comienzan a sospechar que tal vez la historia esté movida por fuerzas sobre las que no tienen control. Hay alguien detrás de todo esto: tal vez los jesuitas; tal vez los judíos; o tal vez los masones."
Ideológicamente ya sabemos el desastre al que nos condujo esto.
Quedan muchos temas atrás sobre los que volveré porque seguimos en parte viviendo bajo esa nube cargada de contradicciones que es la época romántica.
El libro se publicó en Taurus en 2000.

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